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Posts Tagged ‘Nativos digitales’

En una entrada anterior traté de reflexionar sobre las causas porqué la Administración no llega a evolucionar a una Administración 2.0. Un punto dónde la realidad de la falta de este paso se manifiesta está en el escaso uso interno que de las herramientas sociales hacemos en el día a día de nuestro de trabajo. Es sólo un efecto, pero del cuál también podemos extraer conclusiones interesantes.

La defensa del interés general que tiene como objetivo la Administración Pública, la hace en teoría un entorno propicio para la colaboración entre los empleados públicos. Consecuentemente, la Administración Pública podría ser un perfecto laboratorio para las herramientas sociales, alejada de las turbulencias competitivas que, especialmente en estas circunstancias de crisis, hacen temblar los cimientos de la Wikinomía. Sin embargo, esto no es así, razones para ello existen muchas. Una enumeración sucinta, reflejo de las dolencias de las instituciones burocráticas, la facilitaba el blog Caldo Casero al buscar las barreras de las Comunidades de Prácticas en la Administración:

  • Estructuras organizativas rígidas.
  • Mucha jerarquía.
  • Repartición del poder, parcelización del poder.
  • Espacios delimitados.
  • Escasa transversalidad.
  • Ambiente laboral enrarecido

Habría que añadir otra causa al menos, quizás la más importante sin la que cualquier experiencia 2.0 está llamada al fracaso: La falta de un objetivo común, de una motivación o incentivo que aporte ganancias a todos los individuos y organizaciones que desarrollan su trabajo entorno a las herramientas sociales. La búsqueda del interés general se queda en un tópico, no pasa del debate previo sobre cuál es éste. Creo que la importancia de un incentivo común como motivación resulta irrefutable a quién hemos experimentado con las herramientas sociales, aunque sea de modo aficionado. En la promoción del Cuerpo de la que soy parte hicimos varios intentos, todos fracasaron excepto uno: una wiki para aportar nuestro conocimiento de los distintos destinos de entrada que se nos ofrecían. Es un ejemplo más que autoexplicativo.

¿Pero podría cambiarse el escenario? Si, si se crea la motivación o  se cambia la cultura desde dentro.

Dado el entorno jerárquico innegable en que nos movemos la motivación sólo puede venir de un sitio, de un ejercicio del mando en apoyo activo de la creación de iniciativas de colaboración apoyadas en las herramientas sociales. Sin embargo este apoyo activo no llega, o no conozco caso en que haya llegado, dentro de la Administración,  de algún cargo político que haya dicho que el siguiente de los miles grupos de trabajo que promovemos cada mes se ha de apoyar en estas herramientas sociales a cualquier precio. ¿Porqué tarda en llegar este apoyo? Una causa es el miedo a la vida propia que se genera alrededor de las herramientas  sociales, cualquier instrumento de colaboración de igual a igual puede llegar a escaparse del control de su promotor. Especialmente en los entornos donde nos movemos, en que el día a día no permite al promotor ser el poder moderador que orienta la evolución de la experiencia.  Ligada a ese cortoplazismo de cuatro años en que nos movemos existe también la causa de la impaciencia. En la misma entrada de Caldo Casero antes referenciada daba unos plazos de cinco años para disponer de Comunidades de Prácticas optimizadas en las AAPP. No creo que los plazos para obtener resultados del uso cotidiano de las herramientas sociales en las AAPP se aleje mucho de ese tiempo. Es difícil que el apoyo político nos llegue de modo inminente para estas experiencias, al menos mientras no exista la politización del Gobierno Electrónico que propugnaba en una entrada anterior.

¿Estamos abocados a que las herramientas sociales no arraiguen en las AAPP? No, ya he mencionado antes la posibilidad (y necesidad) del cambio de cultura desde dentro, y en ese todos los que estamos en la Administración podemos ser agentes. Es más, el apoyo desde arriba puede ser condición necesaria, pero no suficiente. El mero impulso desde arriba sin cambio de cultura puede llevar a situaciones próximas al imaginario de Kafka.

Un colectivo que forzosamente ha de jugar un papel importante dentro del cambio cultural todos somos los empleados públicos más relacionados con el mundo de las TIC. Una puesta en marcha dispersa y espontánea de este tipo de herramientas en nuestros proyectos y grupos de trabajo, una autoexigencia en el uso de estas herramientas, puede tener tanto efecto de arrastre como la iniciativa política. ¿Pero creemos en el uso de este tipo de herramientas como medio de comunicación entre nosotros? La respuesta está en nuestra escasa presencia como colectivo en las redes sociales y en el escaso uso activo que hacemos de las mismas para comunicarnos entre nosotros como colectivo. Un ejemplo claro es nuestra web aún anclada en la Web 1.0 o cómo, y tal como indicaba en la experiencia propia, ni tan siquiera una promoción próxima a ser nativa digital consigue alejarse del uso del mail como medio principal de comunicación entre ella.

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El otro día, en mi habitual trayecto entre el hogar y el trabajo, me encontré en la estación de metro con un cartel anunciador de una película que tengo en lista, «El truco del manco» (que hoy lucha por los Goya). No, no estoy aprovechando una ausencia de Andrés para convertir «Apuntes Electrónicos» en una bitácora sobre cine. Esto pretende ser una recopilación de ideas para hacer los servicios públicos electrónicos mas cercanos al ciudadano.

El comienzo viene a cuento de la frase que acompaña como reclamo el nombre de los actores, y que he tomado prestada para titular esta entrada: «A mi no me digas que no se puede». La frase en cuestión, deberíamos empezar a acuñarla como lema todos los que usamos los servicios públicos electrónicos, que hemos de acudir a ellos en lugar de acudir ellos a nosotros, que hemos de luchar con distintos medios de identificación, que … que en definitiva, vivimos en la red y no encontramos servicios pensados en quienes los usamos, que no encontramos servicios centrados en el usuario.

Podemos comenzar sobre la misma publicidad y acceso a los servicios públicos electrónicos, un ejemplo del que ya hablo Oscar Cortes a cuento de la publicidad del 060. Casi todos nos enteramos por la nota de prensa (virtual o papel) de nuestro periódico favorito, pero como preguntaba Oscar, ¿y lás técnicas 2.0?, ¿y las páginas o grupos en redes sociales? A mi no me digas que no se puede poner en mi red social favorita, sea esta la que sea, cuando USA.gov tiene una página en facebook. Quiero encontrar los servicios allí dónde voy cuando navego por Internet.

Y Andrés el otro día dió otra idea interesante. La identificación necesaria para unos servicios personalizados. De acuerdo que el DNIe nos da una mayor seguridad cuando la necesitamos, pero cuando esta no es necesaria, cómo para ofrecer una personalización de la sede electrónica, hay andamos haciendo de caja fuerte de las distintas Administraciones en lo electrónico. recordano nos queda más remedio que recordar todos y cada una de las paswords que usamos en cada sede electrónica. A mi no me digas que no se puede tener una password única para todas ellas, utilizando el método que quieras, pero hay tienes el vídeo de como hacerlo en ocho minutos con «facebook connect». Si necesito una clave, quiero que sea la misma en todas las sedes electrónicas, y a ser posible la que también uso para mis otros asuntos en Internet.

Y aún recuerdo la nevada de la primera semana de Enero, como estuve atrapado en un coche horas porque no me avisasteis a tiempo. Uso twitter, sabes, y me haría con gusto seguidor de un canal de alertas metereológicas como el que tienen en los USA. Si se puede hacer un canal twitter para el Plan E, a mi no me digas que no se puede hacer varios canales twitter para la Agencia de Estatal de Metereología.

Existen más ejemplos, pero sólo uno final, la localización de las oficinas de atención presencial. Muchos portales no tienen ni un triste mapa de como llegar, a mi no me digas que no se puede poner un enlace a Googlemaps para que inmediatamente puede ver la localización de la oficina.

Quizás no sea un nativo digital, pero hay cosas que ni los inmigrantes digitales sabemos porqué aún no tenemos.

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La identificación en el uso de un servicio electrónico ha sido, quizás, uno de los aspectos a los que más vueltas se ha dado desde que Internet es Internet. El Santo Grial de un sistema de identificación única para todos los servicios usados por una persona en la Red, sean cuáles sean los servicios y sea quién sea la persona, ha parecido siempre un objetivo escurridizo y técnicamente complejo. Si además hablamos de identificación ante los servicios públicos electrónicos, con la ley como garantía hemos topado.

En el caso de nuestro país, la legalidad viene marcada por la Ley de Acceso de los Ciudadanos a los Servicios Públicos (LAECSP, Ley 11/2007). Los medios de los que un ciudadano puede hacer uso para identificarse ante las AAPP vienen resumidos en el artículo 13.2 de la norma aludida:

Los ciudadanos podrán utilizar los siguientes sistemas de firma electrónica para relacionarse con las Administraciones Públicas, de acuerdo con lo que cada Administración determine:

a) En todo caso, los sistemas de firma electrónica incorporados al Documento Nacional de Identidad, para personas físicas.

b) Sistemas de firma electrónica avanzada, incluyendo los basados en certificado electrónico reconocido, admitidos por las Administraciones Públicas.

c) Otros sistemas de firma electrónica, como la utilización de claves concertadas en un registro previo como usuario, la aportación de información conocida por ambas partes u otros sistemas no criptográficos, en los términos y condiciones que en cada caso se determinen.

Aunque el apartado c) es lo suficientemente ambiguo como para dar cabida a soluciones alternativas diversas, y a falta del desarrollo reglamentario, no parece pensada para dar cabida a sistemas de identificación gestionados por terceros. Y sin embargo, esa puede ser la necesidad en el futuro, ya que pueden proporcionar un método de firma electrónica no avanzada ni reconocida de extrema sencillez de uso.

Aunque ha habido diversos sistemas que han buscado la identificación universal, Liberty Alliance o Passport son quizás los últimos que han alcanzado popularidad, parece que la solución va a venir de la mano de los ecosistemas construidos entorno a las redes sociales generalistas. Facebook Connect es quizás la que mayor auge está alcanzando en los últimos tiempos.

¿Existirá relación entre los sistemas de identificación de las redes sociales y los utilizados en los servicios públicos electrónicos? Si el fenómeno de las redes sociales generalistas termina por consolidarse, parece algo inevitable. La demanda de este sistema de identificación, común con los otros usos de la red y a la vez de fácil uso, por parte de los ciudadanos puede llegar a ser clamor.

La intermediación electrónica en los servicios lleva camino no sólo de alcanzar a la interfaz, sino también a los sistemas de identificación tan próxima a la anterior en la cadena de provisión. La interoperabilidad entre datos e interfaz tiene un nuevo elemento de complejidad.

Obviamente, en algo tan delicado como la identidad, no sólo la interoperabilidad técnica es importante. También lo es establecer un marco legal adecuado. De acuerdo a la norma legal citada, cómo es concertado ese uso de claves ya dadas antes la proveedor de la red social y en que términos y condiciones un proveedor de identidad no basado en certificados puede establecerse. La garantía de protección de datos personales, es sólo la punta del iceberg.

Existen otras derivadas filosóficas que quizás sería necesario analizar, pero entraríamos en veredas sin final. Hoy, por ejemplo, una compañera me comentaba el síndrome de Gran Hermano que está empezando a sentir respecto a Facebook. Puede tener su razón en sentir estos miedos, pero a veces creo que, los no nativos digitales, tenemos demasiadas precauciones que no tenemos en otros campos al relacionarnos con los electrónico. Como dijo Enrique Dans recientemente al tratar otro mito alrededor de las redes sociales, creemos en demasiados cuentos de viejas.

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«¿Y papá me va a bajar la hermanita de Internet?»

Niña de 4 años

Hablamos con frecuencia del concepto de «nativo digital» de un modo abstracto, haciendo referencia a esa generación siguiente a la nuestra que está creciendo acunada por un iPod y con una PSP como mejor amigo de juegos. Es quizás un concepto que todos tenemos claro, pero como concepto, manejamos a veces sin tener real medida del cambio social y cultural que se está produciendo en tan sólo una generación.

El cambio va más allá de la desaparición de los medios en papel que parece acelerarse o las polémicas sobre la introducción de unos u otras herramientas digitales en la escuela. Implica la construcción de todo un modo nuevo de pensamiento que empieza desde la base, desde aquellos primeros mitos que son introducidos en la vida para hacer comprender lo que aún está lejos del alcance de la razón.

Ayer una amiga, que anda en eso de dar compañía a su hija vía un proceso de adopción me contó la conversación que tuvo con su hija de cuatro años. Quería hacerle participe desde un principio del proceso de llegada de su hermana, así que empezó por contarle que estaban iniciando los trámites para ello. La respuesta de su hija es la que encabeza esta entrada.

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